Es solo por obra del Espíritu Santo, quien nos santifica, nos habilita o rehabilita para llevar a cabo el ministerio que nos ha encomendado. Vivamos concientes de nuestra dependencia en Él y pongámoslo en práctica en cada oportunidad.
Santiago 5. 13-15. ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. 14 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. 15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.
Solo la presencia y la llenura constante del Espíritu Santo nos permitirá hacer las obras que hizo Jesús. SU UNCIÓN reposando sobre sus hijos e hijas, nos “habilita” para el ministerio sobrenatural que se inició cuando el Espíritu Santo vino sobre Él.
Mateo 3. 16. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él.
Gracias Padre por la unción, nueva, fresca y poderosa de tu Espíritu Santo, que me capacita y habilita para vivir constantemente en lo sobrenatural. Porque no enfrento las circunstancias, ataques y exigencias de este mundo en mi fuerza sino en el poder sobrenatural de tu Espíritu Santo, en el nombre de Jesús, amén