En Jesús aprendemos a conocer al Padre y a apreciar el hacer su voluntad. El amor de Jesús por su Padre, siempre lo llevó a agradarle y honrarle. Los hijos estamos llamados a honrar a nuestros padres terrenales, pero en virtud de las relaciones fracturadas por multitud de causas, como el abuso, el maltrato, la violencia, la manipulación etc., muchos hijos no aman a sus padres e incluso los deshonran. Cuando el amor del Padre celestial nos es revelado, nuestro corazón quebrantado es sanado, y a partir de ahí, podemos verlos con compasión y perdón.
Juan 4. 34. Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.
¡Qué importante mensaje transmite el Padre!: Aprendan de mi hijo para que sean unos hijos en los cuales me complazca y por ende serán mejores padres de sus propios hijos.
Al caminar diariamente con Jesús y con el Padre, sometamos a su Palabra, las experiencias que traemos de nuestros respectivos padres terrenales, para no continuar cometiendo los errores de los que fuimos víctimas. El Padre celestial nos manda a recibir las enseñanzas que como hijos y padres, necesitamos.
Gracias Padre porque Jesús me enseña a ser obediente. Hoy confirmo mi decisión de hacer a Jesús mi Señor y Salvador y aceptar su sacrificio como suficiente para salvarme del castigo eterno que mis pecados merecían. Gracias porque de esta forma me haces tu hijo, me das tu misma naturaleza y me vas transformando a su imagen cada día. En el nombre de Jesús, amén.