El Padre anuncia que en estos últimos días, nos habla a través de su Hijo Jesucristo:
Hebreos 11.1-5. Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, 4hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos. 5Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, y él me será a mí hijo.
¡Jesucristo es el Hijo modelo y el modelo de hijo! Porque es exactamente como es el Padre. ¿Y cómo es el Padre? Pues como su Hijo… Padre e Hijo poseen la misma naturaleza, sustancia, imagen y carácter. En el verso 3 de la cita anterior, el Padre nos dice: Mi Hijo es idéntico a mí, es mi equivalente. Jesús lo reafirmó en respuesta a la demanda de Felipe:
Juan 14. 8-9. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. 9 Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?
Dios Padre nos dice: ¡Ustedes pueden conocerme y verme, viendo a mi Hijo Jesucristo! ¡Conozcan a mi Hijo Jesús y me conocerán a mí!
Gracias Padre porque Jesús vino a mostrarte y a abrirme camino de vuelta a tu presencia. Sé que quieres relacionarte conmigo de manera cercana, personal y continua. Enséñame a desarrollar esta relación de amor y amistad, así como siempre la tuviste con tu Hijo Jesús, y que esta experiencia de amor paternal y familiar la pueda transmitir a todos los que me rodean, en el nombre de Jesús, amén.