¡ADORÉMOSLE!

Mi adoración a Dios es la expresión profunda de mi amor, fe y entrega a Él, por sobre cualquier otra persona. Ej. El ciego de nacimiento.

Juan 9. 35-38. Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios? 36 Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él? 37 Le dijo Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo, él es. 38 Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró.

Adorarle es la acción de inclinarme o postrarme de corazón ante Dios, en reverencia, reconocimiento, homenaje y rendición. La adoración es sólo para Él, es el único merecedor y el único digno de recibirla.

Éxodo 34. 14. Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es.
Adorarle es caer de rodillas y tocar el piso con la frente como expresión de profunda reverencia, rendición, gratitud y sumisión al Padre.

Padre reconozco tu supremacía sobre mí. Me pongo a tu disposición para servirte con mi propia vida. Al adorarte, quiero también hacerte sentir bien. Es tanto la expresión de mi amor, como de mi temor reverente. En el nombre de Jesús.

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