EL CONFLICTO

En el jardín había una serpiente que intentaba interponerse entre Dios y el ser humano para romper el acuerdo entre el cielo y la tierra. Un día satanás se acercó a la mujer desafiando la Palabra que Dios le había mandado.

Génesis 3.1-6. Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios les ha dicho: No comas de todo árbol del huerto? 2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comerán de él, ni le tocarán, para que no mueran. 4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No morirán; 5 sino que sabe Dios que el día que coman de él, serán abiertos sus ojos, y serán como Dios, sabiendo el bien y el mal. 6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.

¿Qué pasó ahí? Adán y Eva eran seres a imagen y semejanza de Dios; eran el reflejo de Dios en la tierra; y sin embargo, el enemigo los convenció de comer algo que los llevaría a ser lo que ya eran, ¡hij@s de Dios!

Dios había dicho a Adán que comieran de todo árbol del jardín: Su mandato comenzó dando permiso y luego dando una prohibición: De todo árbol del huerto podrás comer, menos de uno. Si Adán hubiese obedecido y saciado su apetito con lo permitido, no hubiera sido tentado a comer del otro árbol.

Padre, ten misericordia de mí, Mira mi aflicción que padezco a causa de los que me aborrecen, Tú que me levantas de las puertas de la muerte, Para que cuente yo todas tus alabanzas en las puertas de la hija de Sion, y me goce en tu salvación. En tu misericordia he confiado; mi corazón se alegrará en tu salvación. Cantaré a Jehová, Porque me ha hecho bien. En el nombre de Jesús, amén.

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