TE ALABO Y TE ADORO

Dios habita en medio de las alabanzas de su pueblo.

Salmo 22. 3. Pero tú eres santo, tú que habitas entre las alabanzas de Israel.

En otras palabras, Dios mora y se revela en la atmósfera de su alabanza. La alabanza y la adoración no son meramente rituales para reconocer a Dios; son el vehículo de la fe que nos lleva a su presencia y nos dan acceso a su gracia y poder.

Jesús nos enseñó que su presencia está donde dos o tres se reúnen en su Nombre. Una reunión en su Nombre es aquella donde Jesús es el foco y centro de la misma, donde se habla de Él, se le canta, se le alaba, exalta y adora; y donde derrama su unción, su gracia, sus dones y su poder; cambiando las circunstancias.

Mateo 18.20. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

Padre, gracias porque hoy empiezo un nuevo mes con la firme decisión de adorarte y alabarte. Reconozco tu grandeza y tu poder y te pido que me guíes con tu Santo Espíritu a hacerlo diariamente. Hoy pongo mi vida en tus manos, quiero conocerte y amarte más cada día, en el nombre de Jesús, amén.

Comentarios Facebook