No caigamos en la postura de los Gálatas, que dejaron la fe, para seguir en sus propios esfuerzos religiosos.
Gálatas 3.1-5. ¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado?2 Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?3 ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?4 ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es que realmente fue en vano.5 Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?
Nuestra santificación se lleva a cabo por la revelación de la verdad que hay en las palabras de Cristo, que alumbra y renueva nuestras mentes y corazones, y que se recibe por la fe y se activa. Por eso el Señor oró:
Juan 17. 17. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad
Pablo pregunta a los Gálatas lo siguiente: Esto solo quiero saber de ustedes: ¿Recibieron el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? 3 ¿Tan necios son? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora van a acabar por la carne?
En nuestra santificación progresiva participan servidores de Dios, como los pastores, maestros y discípulos. Respaldando sus enseñanzas y ministraciones debe estar el Espíritu Santo que nos guía a toda verdad, y que da testimonio y glorifica siempre al Señor Jesús.
Padre, la santificación progresiva representa un gran desafío para mi vida, porque mis enemigos: el mundo, la carne y el diablo, se oponen a tu voluntad y a la mía. ¡No desmayaré si caigo en algún pecado! Me levantaré y aprenderé a usar mi voluntad y las armas espirituales que me has dado, para perseverar en el camino de la santidad. En el nombre de Jesús, amén.