SALGAMOS DE LA APOSTASÍA

Limpiémonos de toda contaminación del pensamiento del mundo y de toda carnalidad. El espíritu de la apostasía quiere extinguir la vida del Espíritu Santo. Regresemos a la Palabra, que sea la influencia más grande sobre nosotros, no un predicador, no un influencer, no el dinero. Aprendamos a vivir el

Salmo 1. Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;2 Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche.3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará. 4 No así los malos, Que son como el tamo que arrebata el viento. 5 Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio, Ni los pecadores en la congregación de los justos. 6 Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos perecerá.

Arrepintámonos de toda mentalidad apóstata, de haber contristado al Espíritu Santo, al punto que ya no sentir su presencia. Pidamos al Señor ser transformanos por medio de la renovación de la mente, para que cambie nuestra manera de vivir y nuestro destino.

PADRE: Perdóname porque ahora comprendo que hay apostasía en mí. No tengo una relación profunda contigo. Reconozco que vivo alejado de ti. Quiero regresar a tu presencia. Hoy te pido perdón por querer ser como mis amigos y parientes, por seguir a los influencers, por ser como la gente del mundo, cuando tu Palabra dice que imitemos al Señor Jesús. Comprendo que he dejado al diablo habitar en mis patrones de pensamiento y en la vida de pecado que he llevado. Perdóname cada pecado que he practicado: adulterio, fornicación, pornografía, palabras impuras y deshonestas, maltrato a personas, incredulidad, etc. Confiesa los tuyos. En Cristo Jesús, amén.

Comentarios Facebook