SEMBRAR CIZAÑA

Por sus características, la palabra “cizaña” se usa simbólicamente para hablar de las relaciones interpersonales. “Sembrar cizaña” o “meter cizaña” significa que alguien fomenta que las personas se peleen o tomen partido. Ej. La visión de la iglesia representa el trigo, y la cizaña “división”, generar dos visiones y lenguajes en la iglesia. Ej. Personas que hablan y hacen cosas contrarias a lo que dice nuestra Pastora, cuestionando su liderazgo. La visión la siembra Dios al líder y la división el diablo, utilizando a miembros que se congregan en nuestra propia casa.

Por lo general usa personas con rencores, resentimientos o amarguras, que tienden a magnificar y a torcer las situaciones, porque las ven desde su óptica dañada por el rechazo y el dolor. También el orgullo que busca posiciones en el ministerio, en sus fuerzas. Recordemos que satanás es experto en infiltrar semillas malignas y las siembra en momentos clave de la vida de las personas. ¿Cuál es ese momento? Una crisis.

Ejemplo: La hermana quiere orar, pero no quiere formar parte del grupo actual, quiere el suyo, porque dice que ella ora diferente. La Pastora le pide que se integre al actual. Entonces la hermana entra en crisis, porque no se hizo como ella quería, ya que en el fondo lo que está buscando es una posición. Satanás le regala una semilla de cizaña, que germina y empieza a crecer y a manifestarse en inconformidad, chisme, queja, etc; contaminando la oración corporativa.
Hay que limpiar los corazones y las bocas envenenadas. Aunque usted no lo crea, satanás se sienta el domingo en la iglesia, precisamente con los que se quejan y fomentan el chisme y la crítica. Hay que aprender a ir a la autoridad a plantear nuestras opiniones, pero no hablar a espaldas con terceros.

Mateo 5. 23-24. Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti,24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.

Padre, perdón por todo lo que puede ocasionar la rebeldía, la desobediencia y la murmuración. Limpia hoy mi corazón y mi boca, quita todo veneno y no me permitas hablar división, maldición, contienda, queja, chisme, crítica. Tomo responsabilidad sobre los dichos de mi boca y me hago responsable de todo lo que he provocado con mis amarguras. Cancela el efecto y consecuencias de mis palabras, en el nombre de Jesús, amén.

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