DE DONDE SURGE LA ADICCIÓN

La concupiscencia, es decir los “malos deseos” con los que nacemos, nos hacen propensos e inclinados al mal; las pasiones sensuales son parte de esto. Por supuesto que NO ES PECADO sentirse atraído por personas del sexo opuesto, ni tener sexo conforme lo ha establecido por el Señor; pero esa atracción inocente, puede convertirse en una obsesión pervertida.

Muchos menores de edad han sufrido experiencias traumáticas de toda índole, cometidas por parientes o gente cercana a ellos. Puede ser algo significativo como una violación, o un abuso emocional, físico y/o sexual continuo; o el trauma del rechazo, el abandono o la negligencia del padre o de la madre; que dejan a la criatura con un sentido distorsionado de sí mism@. Por desgracia, ¡muchos niños y niñas han sido víctimas de incesto!

En el diversos tipos de abuso hay infiltración demoniaca, es decir, espíritus inmundos de temor, lujuria, lascivia, etc., que demonizan a la persona y la incitan a dar rienda suelta a sus apetitos sexuales; lanzándolos a la auto complacencia o a la promiscuidad sexual.

Esta no es la única manera de hacerse adicto, hay personas que simplemente fueron invitadas por sus “amigos” a beber o drogarse o a ver pornografía, y ahí se engancharon. Cada caso es individual, pero toda adicción posee un componente
OBSESIVO COMPULSIVO, una perturbación del ánimo producida por ideas fijas, que asedian y angustian a la persona, llevándola a practicas de pecado.

Ejemplo: El rey David vio que Betsabé era hermosa, y se dejó llevar por lo que vio y lo que pensó sexualmente de ella. No buscó a Dios para que le diera la fuerza para escapar de sus instintos, sino que cayó en tentación, saltándose el límite moral, al enviar por ella para tener sexo. Las consecuencias de su pecado lo llevaron incluso a cometer el asesinato de Urías, marido de Betsabé.

Padre, gracias por la verdad que me hace libre. Por abrir mis ojos y darme la fuerza para vencer sobre estos pecados y ayudar a los que se encuentran cautivos de estos pecados, adicciones y comportamientos. En el nombre de Jesús, amén.

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