La bendición es un tema significativo en la Biblia y lo debe ser en nosotros y en nuestra familia. ¡Es importantísimo que los padres y madres bendigan a sus hijos!
Por definición, BENDECIR es “hablar bien a alguien” y “hablar bien de alguien”. La mejor manera de bendecir a nuestros hijos no es solo augurándoles buenos desos, sino DECLARANDO SOBRE SU VIDA Y FUTURO, LAS PROMESAS DEL PADRE CONTENIDAS EN SU PALABRA. Dios nos llama a dejar las maldiciones verbales de todo tipo: Apodos, sentencias, palabras de derrota, incapacidad, desesperanza, malos deseos, etc. El Señor irá purificando nuestro corazón y por ende nuestra boca, para nunca más declarar derrota, muerte y todo aquello que sabemos que no tenemos que hablar.
Romanos 12. 14-15. Bendigamos a los que nos persiguen; bendigamos y no maldigamos. RVC
Al bendecir no buscamos exaltar a la persona, sino reafirmarla en la posición que el Padre le ha otorgado como coheredero de Jesucristo. Afirmamos su identidad de hijo amado de Dios y declaramos el cumplimiento del plan divino para su vida. Dios no solo quiere bendecirnos, sino que ya nos bendijo con toda bendición espiritual por lo que Cristo hizo a nuestro favor.
Efesios 1. 3-4. Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él.
Además de beneficiarios de sus bendiciones, el Señor nos ha redimido (rescatado) de la maldición de la desobediencia a su Palabra.
Gracias Padre porque Cristo me redimió de la maldición de la ley, hecho por mi maldición, porque escrito está: maldito todo el que es colgado de un madero, para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu. En el nombre de Jesús, amén.