¡El Señor Jesús era cuestionado siempre por los líderes religiosos de su época! No les gustaba la manera en que enseñaba la Palabra de Dios, porque les señalaba la incongruencia entre lo que hablaban y lo que vivían. El Señor desea revelarnos su amor y verdad para llevarla a la práctica, pero acerquémonos a Él con humildad.
Mateo 15. 3-6. Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también ustedes quebrantan el mandamiento de Dios por su tradición? 4 Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. 5 Pero ustedes dicen: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, 6 ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así han invalidado el mandamiento de Dios por su tradición.
¡Cómo necesitamos al Espíritu Santo para interpretar sus mandamientos correctamente! Cuando el abogado del verso clave le preguntó al Señor qué hacer para alcanzar la vida eterna; el Señor le contestó preguntándole sobre lo que comprendía de la Escritura de sus años de estudio de jurisprudencia divina. El licenciado le responde correctamente diciéndole que todas las leyes de Dios se resumen en dos mandamientos a practicar:
• Amar a Dios con todo nuestro ser.
• Y amar al prójimo como a uno mismo
Estos dos mandamientos sintetizan toda la ley de Dios para el ser humano; así que cuando no estemos seguros sobre cómo actuar; preguntémonos que acciones demostrarían mejor nuestro amor a Dios y al prójimo.
Padre, gracias por tu palabra, con todo mi corazón te he buscado, no me dejes desviarme de tus mandamientos. En mi corazón los guardo, para no pecar contra ti. Me gozo en el camino de tus estatutos más que en toda riqueza, en el nombre de Jesús, amén.