ENOJO: Ánimo que refleja molestia, indignación, insatisfacción, frustración; y
que mueve a la persona a terminar la situación. La ira no resuelta conforma patrones de conductas abusivas, destructivas y hostiles. El enojo convertido en ira, es muy dañino. ¡Dios es lento para la ira! Aprendamos de Él.
Salmo 86. 15. Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente,
Lento para la ira, y grande en misericordia y verdad,
TEMOR: Sensación emocional que anticipa resultados siniestros. Crece y se
fortalece con pensamientos negativos, que nos mantienen en estado de alerta ante un peligro real y/o muchas veces imaginario. Ej.: ¡Mis necesidades no serán satisfechas! ¡Perderé lo que tengo! Es común frente a situaciones como el terrorismo, el crimen, la economía, la enfermedad. El temor nos alerta con el fin de protegernos, sin embargo, hemos visto en los últimos años un incremento en el temor, con ataques de ansiedad y pánico. El antídoto al temor, es el amor de Dios y la fe en Él y en su Palabra.
1 Juan 4. 18. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.
Padre, gracias porque me amaste de tal manera, que enviaste a tu único Hijo, Jesucristo, a morir por mí, para rescatarme, para salvarme de este mundo tan corrupto, tan lleno de peligros e incertidumbre. Te pido que pueda vivir en este amos que has derramado en mi corazón por tu Espíritu Santo y que me perfecciones en él, en el nombre de Jesús, amén.