EXPIACIÓN

La palabra en el hebreo es kapar que significa cubrir y en sentido figurado, perdonar, aplacar o cancelar la deuda por el pecado.

Muchos de los sacrificios de la ley prefiguran al Señor Jesucristo como el Redentor, que nos rescataría de la condición de muerte eterna. En Exodo 12, por ejemplo, el mandato de sacrificar al cordero y untar su sangre en los postes y dinteles de las puertas de sus casas, haría que la muerte pasase por encima y no tocase a los Israelitas. Esto es figura de la salvación que Cristo nos otorga, mediante la fe en su sangre expiatoria.

Hebreos 10. 1-4. Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. 2 De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. 3 Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; 4 porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.

Para Dios, el pecado es grave, debemos considerarlo así, y comprender que el Señor Jesucristo dio su vida en pago por nuestros pecados e iniquidades, para darnos vida eterna.
Romanos 6. 23. Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Padre, ¡qué maravilloso regalo! Te pido que tu Santo Espíritu me revele lo que esto significa. Que alumbre los ojos de mi entendimiento. Que me despierte para vivir en los beneficios que Jesús ganó para mí en la cruz.

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