La calidad de un producto o servicio es la medida en que sus características satisfacen las necesidades del cliente. Un producto o servicio de calidad cumple y en ocasiones supera las necesidades o expectativas prometidas. Hay quienes ofrecen mucho y no cumplen con lo prometido. ¿Te ha pasado? Ej: Un platillo recomendado por el mesero, cuyo sazón o porción no te convenció. Una prenda comprada en línea que resultó de cortísima duración.
Si somos personas íntegras, nos negaremos a ofrecer productos de calidad dudosa, ya que nuestro cliente confía en nuestras recomendaciones. La calidad finalmente se basa en la experiencia real del cliente con nuestro producto o servicio. ¿Quedó satisfecho o no?
Para asegurar la calidad de un producto o servicio, se requieren un conjunto de especificaciones en su fabricación o producción, que se estandarizan al máximo, para entregar al mercado productos o servicios uniformes. Ej. La receta del pozole de la famosa “Casa de…” lleva siempre la misma cantidad de ingredientes y se sirve porciones uniformes en todas sus sucursales. ¡Los voy a recomendar!
1 Corintios 10. 31-33. Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. 32 No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios; 33 como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos.
Padre, hoy dejaré de considerar el trabajo no únicamente para mi beneficio personal, sino para el beneficio de todas las personas involucradas: mis compañeros de trabajo, clientes o personas a las que atiendo, así como mi familia, quien recibe directamente de lo que genero con mi trabajo, procurando el bien de cada uno de ellos, para que tú seas glorificado siempre, en el nombre de Jesús, amén