JESÚS LLEVÓ MIS PECADOS EN LA CRUZ

Isaías 53. 5-7. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. 7 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.

2 Corintios 5. 21. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
Como nuevos cristianos, pronto nos toparemos con comentarios como estos: “No existe la verdad absoluta”. “No hay nada realmente bueno o malo”. “Todo es relativo.” “Tu verdad es tan válida como la mía, y eso está bien, porque mi verdad puede cambiar mañana, ya que no existe la verdad absoluta”.

Nosotros diremos: “No, Dios dice que hay una sola manera de que el pecado nos sea perdonado, por la fe en Jesucristo, el Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo”. Nos dirán que todos los caminos llevan a Dios, al cielo. Nuestra respuesta es: No, todos los caminos excepto uno, conducen al infierno. Jesús es el camino, la verdad y la vida, nadie llega al Padre, sino a través de Jesús.

Gracias Padre porque cuando menciono el nombre de Jesús, te detienes y me escuchas, porque recuerdas su obediencia perfecta y me ves a través del sacrifio que hizo por mí. Recuerdas que Él clamó a ti en su momento de mayor necesidad y no pudiste atenderlo, porque llevaba en sí mismo mi pecado, junto con el pecado de la humanidad. Gracias por el pago perfecto que me dio salvación y libre acceso a tu presencia y a tu familia, en el nombre de Jesús, amén.

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