Las personas con adicciones recurren a terapia psicológica con personas que no conocen al Señor, o incluso se anexan. Y aunque los ayudan de cierta manera, muchas veces no dan con el fondo espiritual del problema. El evangelio es clave en la renovación de nuestra forma de pensar. Muchas personas con adicciones, reconocen que sus daños tienen su origen en las experiencias negativas de su infancia, que no han sido resueltas.

Gálatas 5. 1. Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.

¿Cómo llevar al adicto a un proceso de libertad? Usando las armas que Dios nos ha dado y que están sustentadas en la victoria total de Jesucristo. A través de un proceso de entrega a Cristo, un cambio de mentalidad, y de obediencia a la Palabra, las personas crecen en la fe, mejoran su salud y desarrollan nuevos hábitos para recuperar el “dominio propio”. Rindiendo el control de sus vidas al Salvador, creyendo en su amor y su verdad, como única forma de vivir sin mentiras, engañados y esclavizados.

Padre, gracias por la libertad que me has dado en Cristo Jesús. Soy tu hijo, aceptado, amado y me has dado un propósito especial para mi vida. Gracias por tu maravilloso Espíritu Santo, que está conmigo siempre, nunca me deja, nunca me abandona y me llena de fuerza y poder para permanecer en libretad. Gracias porque no me has dado un espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio, con el que puedes enfrentar cada día y mantenerme en tu preciosa libertad. En el nombre de Jesús, amén.