Además de nuestra voluntad decidida a cooperar con el Espíritu.
Santo requeriremos de su fuerza, de su unción. Pablo el apóstol nos dice en:
Romanos 7. 18. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.
Pero más adelante declara en:
Romanos 8. 2. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
Solamente bajo el gobierno del Espíritu Santo, permanecemos habilitados para vencer el pecado, la carne y las influencias de este mundo caído, y el Señor pondrá el querer como el hacer.
Filipenses 2. 12-13. Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor,13 porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.
Efesios 3.16. y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.
Padre, hoy decido ocuparme de mi salvación y santificación con temor y temblor, sabiendo que me has dado la fortaleza y el poder de tu Santo Espíritu para lograrlo, quien pone en mí el querer y el hacer por su buena voluntad y me ayuda tener éxito, a ser obediente y lograr esta transformación profunda en mi vida. En el nombre de Jesús, amén.
