El libre albedrío que Dios nos ha dado es para ejercerlo y uno de los fundamentales es escoger el rumbo de nuestro pensamiento y acción.

1 Corintios 2. 16. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Más nosotros tenemos la mente de Cristo.

Juan 8. 31-32. Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

Para desarrollar patrones de pensamiento vencedores, hay que conocer la Palabra de Dios y permanecer en ella. Si no conocemos sus promesas, si ignoramos su voluntad de bendecirnos, prosperarnos, sanarnos y enseñarnos a permanecer en Cristo, ¿en quién nos apoyaremos cuando venga el ataque mental o un acontecimiento de la vida diaria que quiera sacarnos de la fe?

Padre, hoy me dispongo a hacer cambios en mi rutina diaria para renovar mi mente. Gracias por el espíritu de dominio propio que me has concedido. Fortaléceme para desechar todo pensamiento contrario a tu palabra y llenar mi mente con tu palabra durante 21 días, hasta formar un nuevo hábito. En el nombre de Jesús, amén.