DURANTE EL DÍA

Cuando aparezca “ese pensamiento tóxico”, detéctalo y derríbalo de inmediato, en el nombre de Jesús. Sustitúyelo con una promesa de la Palabra de Dios, con un canto de alabanza, o con algo puro y amable, según Filipenses 4. 8-9. El hueco que deja el pensamiento tóxico ha de llenarse con la verdad. No estamos hablando de control mental, o de pensamiento positivo. La Palabra de Dios es el fuego consumidor y el jabón que limpia todo.

Malaquías. 3. 2-3. ¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores.3 Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia.

LA MENTE ES EL CAMPO DE BATALLA: Los pensamientos tóxicos, así como
los dardos del enemigo llegan directo a la mente, ahí se lleva a cabo la batalla. Ahí es cuando hay que decidir si los permitimos (los recibimos, guardamos, acariciamos y les damos vuelta y vuelta). Ponles un alto, échalos fuera y sustitúyelos con la Palabra de Dios, declarándola con la boca; tomando tu posición de hijo(a) de Dios y de heredero de sus promesas; ejerciendo la autoridad que te ha dado.

La Palabra es la espada de dos filos que penetra hasta dividir el alma y el espíritu, las coyunturas y los huesos y descubre las verdaderas intenciones de nuestro corazón. Los pensamientos ocupan nuestra mente momento a momento, día tras día, si te cuesta trabajo derribar aquellos que te quieren contaminar, contrarréstalos hablando en voz audible palabras de vida eterna.

Proverbios 18.21. La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.

Padre, hoy decido renovar mi mente: echar fuera todo pensamiento contrario a tu palabra. Toda idea preconcebida, todo lo que mal aprendí en el mundo y sustituirlo por tu palabra. Buscaré la palabra específica que sustituye cada pensamiento contrario a ella y llenaré mi corazón de tus tesoros, tu palabra es medicina, es vida, es paz, para que de la abundancia de estos tesoros guardados, hable mi boca, en el nombre de Jesús, amén.

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