LA OBEDIENCIA A LA FE

La fe es la fuente de la obediencia. Los seres humanos obedecemos a Dios hasta que lo conocemos y le creemos. Por eso predicamos el arrepentimiento y la fe a toda persona, para que enderece su camino a la voluntad de Dios.

Romanos 6.17-18. Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados;18 y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.

CREER SE TRADUCE EN OBEDECER: Una de las primeras muestras de obediencia práctica se da al alinear nuestra mente, entendimiento y corazón a las
enseñanzas del Señor, reconociendo que son verdaderas y confiando en ellas.
La fe es la estrella de la mañana de la obediencia. Para realizar la obra de Dios, hay que creer en Jesucristo y dar los pasos prácticos correspondientes. No damos a la obediencia un lugar secundario, la consideramos como la práctica de la salvación que recibimos por gracia, por la fe. Abraham es conocido como el “padre de la fe”, por su obediencia.

Hebreos 11. 8. Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.

Padre, gracias porque el fruto de la muerte de mi salvador Jesucristo es la obediencia. Él derramó su sangre para limpiarme de toda obra muerta, pecado o acto de desobediencia; y purificar para sí un pueblo celoso de buenas obras, actos de fe y obediencia. En el nombre de Jesús, amén.

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