La resurrección del Señor tiene un significado más profundo que el hecho de haber pasado de muerte a vida en el cuerpo físico. Cuando el Señor resucitó, a la primera
persona a quien se apareció fue a María Magdalena, de quien había echado siete demonios. Ella al principio no lo reconoció, pero una vez que se le reveló, corrió a contarlo a los discípulos… ¡quienes no le creyeron!
Tanto María Magdalena como los discípulos tenían fresca la imagen del Señor en la cruz, donde lo vieron humillado, desfigurado y muerto. ¡Cuántas personas hoy en día, tienen imágenes, crucifijos y objetos religiosos alusivos a la muerte del Señor Jesús; pero no han tenido la revelación del Jesucristo Vivo!
Los propios seguidores del Señor no entendieron espiritualmente lo ocurrido entre su muerte y resurrección. La mayoría de los israelitas tampoco lo reconocieron como el Mesías que venía a salvarlos.
Cuando María Magdalena reconoció al Señor resucitado, éste le dijo: … No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; más ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a su Padre, a mi Dios y a su Dios.
• ¡Diles a mis hermanos que voy a mi Padre, que es también su Padre!
• ¡Diles a mis hermanos que voy a mi Dios, que es también su Dios!
Jesús vino a la tierra, para llevar a muchos hijos a la gloria, a casa del Padre. La vida eterna es para los hijos de Dios, y sus hijos son los que reciben la revelación de la resurrección del Señor Jesús.
Gracias porque solamente la revelación de tu amado Hijo Jesús resucitado y glorificado me cambia para siempre y me da el poder para influenciar mi entorno y llevar a tus hijos para que reciban esta revelación de la resurrección de Jesús, en el nombre de Jesús, amén.