LA SANGRE NOS LIBRA DEL JUICIO

Dios instituyó la Pascua como el sacrificio para librar a su pueblo del juicio de muerte que caería sobre Egipto. Ex.12. En el punto más álgido del conflicto espiritual entre Egipto e Israel, Dios utilizó la sangre, la vida derramada de un cordero sin mancha, que, untada como señal en las puertas de las casas de los israelitas, haría que la muerte “pasará por encima” y no los tocara.

Éxodo 12. 13. Y la sangre les será por señal en las casas donde ustedes estén; y veré la sangre y pasaré de ustedes, y no habrá en ustedes plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto.

Éxodo 13. 22-24. Y tomen un manojo de hisopo, y mójenlo en la sangre que estará en un lebrillo, y unten el dintel y los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de ustedes salga de las puertas de su casa hasta la mañana. 23Porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en sus casas para herir. 24Guardarán esto por estatuto para ustedes y para sus hijos para siempre.

Hebreos 11. 28. Por la fe (Moisés) celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos.

En el nuevo pacto, Dios nos da a Cristo, como el cordero sacrificado para nuestra redención:

Juan 1. 29. El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

Gracias Padre porque en Jesús tenemos redención por su sangre: el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, el derramamiento de su vida fue el precio de mi rescate, en el nombre de Jesús, amén.

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