EL PRINCIPIO DE LA HUMILDAD

EL PRINCIPIO DE LA HUMILDAD

De las virtudes del carácter, la mansedumbre y la humildad del Señor Jesucristo destacan, ya que le sostuvieron para cumplir el plan redentor. Nosotros sus discípulos, las necesitamos porque son la puerta a la gracia, el favor inmerecido de Dios, y el poder para vencer toda debilidad.
2 Corintios 12. 9. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.

Las respuestas de Dios llegan a nuestras vidas por medio de la humildad y de la fe con que las pidamos. Entramos a su trono de gracia, humillados, para recibir su ayuda oportuna.

Hebreos 4.16. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

HUMILDAD es la disposición del alma a vivir inclinada ante Dios. La Biblia la define como “un espíritu humilde”
Proverbios 29. 23. La soberbia del hombre le abate; Pero al humilde de espíritu sustenta la honra.

La humildad es lo opuesto al orgullo,el pecado del que fuimos infectados por satanás, a través de Adán y Eva; y que se caracteriza por la arrogancia, la autosuficiencia, la rebelión y la insumisión a Dios.
Por eso, el Señor Jesús nos hace esta maravillosa invitación.
Mateo 11. 28-30. Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

Padre, te pido perdón por todo orgullo que hay en mi vida, que es la raíz de toda corrupción y depravación. Gracias por el nuevo corazón de carne que implantaste dentro de mi ser, que me hace capaz de reconocer mi dependencia total de ti y rendirme a tu voluntad para siempre

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