La sumisión es un concepto que va en contra de la naturaleza humana caída, y sin embargo, todos reconocemos su necesidad en diversos aspectos de la vida. Sin sumisión, todo se desmoronaría, pues los integrantes de un grupo social, se esforzarían por tener el control y dominarse unos a otros. Aunque se le ridiculice como señal de debilidad, la sumisión es uno de los pilares más sólidos de una sociedad estable. ¿Qué dice la Biblia sobre los parámetros de la sumisión?
En primer lugar, necesitamos comprenderla bien. La palabra “someterse” proviene de una raíz latina que significa “dejarse, reducirse, ceder”. Representa arrodillarse ante un superior. Incluso nuestro lenguaje moderno lo insinúa: Tener “sumisión” significa tener una misión “secundaria” , que cede ante una mayor.
La palabra griega del Nuevo Testamento es hupotasso, que significa someter. Es un término militar que se refiere a soldados de bajo rango que se someten a las órdenes de sus oficiales superiores. La sumisión entonces, forma parte del reconocimiento a la autoridad y del orden establecido en un nucleo social.
¿POR QUÉ DEBEMOS SUJETARNOS? Para lograr el objetivo primordial del Señor en su Iglesia, que es establecer y manifestar su gobierno, frente a los seres humanos. Esto solo es posible en sujeción a Él. Ej: Un embajador.
La Iglesia es lo opuesto al sistema del mundo. Mientras las naciones se rebelan contra Dios y su Hijo, la Iglesia proclama con gozo que está dispuesta a ponerse su yugo y obedecerle.
Salmos 2. 2-3. Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido, diciendo: 3 Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas.
Padre, gracias por siempre estar enseñándome los secretos de tu palabra, por darme un corazón de carne, conforme al tuyo, capaz de obedecer y seguir tus mandamientos. Pues esto asegura una vida de seguridad y éxito en todo lo que emprendo. En el nombre de Jesús, amén