HUMILDAD. EL ANTÍDOTO CONTRA EL ENEMIGO

HUMILDAD. EL ANTÍDOTO CONTRA EL ENEMIGO

Satanás fue derrotado en la “humillación” de Cristo en la Cruz. Ser humilde, pedir perdón y arrepentirse, no es parte de la naturaleza del diablo. Lo que sí es parte de satanás es el orgullo, la arrogancia y buscar la gloria personal.
El diablo aborrece la humildad porque no es parte de su naturaleza. Satanás le teme a la humildad, la odia, porque Cristo lo venció con ella. Para vencerlo, nosotros requerimos de la humildad de Cristo; de humillarnos ante Dios, ante nosotros mismos y ante el prójimo; y no hacer caso a sus acusaciones.
Proverbios 11. 2. Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; más con los humildes está la sabiduría.
Filipenses 2. 3. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo.

Apliquemos la humildad en cada situación, en todo trato con el prójimo; es una defensa espiritual para nuestras almas, que nos guardará de contiendas, competencias y demás manifestaciones de la soberbia. Permaneciendo humildes de corazón, la gracia del Señor fluirá, y satanás será desarmado.

Padre, te pido por todo pecado de orgullo y altivez que he cometido. Perdóname por cada acto de autosuficiencia, rebelión e insumisión a ti. Hoy decido morir juntamente con el Señor Jesús en la cruz, Me postro delante de ti en señal de que humillamos todo mi ser y te pido que derrames tu gracia para ser transformados a tu imagen. En el nombre de Jesús, amén.

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