MÁS HUMILDAD, MÁS GRANDEZA

MÁS HUMILDAD, MÁS GRANDEZA

Un corazón humilde no sueña con ser autosuficiente, ni busca su gloria propia. Este mundo confunde la humildad con pobreza, incompetencia y debilidad de carácter. Eso no es humildad. Humildad no es pensar menos DE mí, sino pensar menos EN mí, y más en Dios y en el prójimo.
“La humildad es el signo de la nobleza espiritual”. En el cielo, la grandeza se mide por la profundidad de la humildad. En el cielo no hay seres orgullosos.
Filipenses 2. 5-9. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre.

Jesús vino para llevarnos al cielo y para establecer el cielo en nosotros.
Mateo 5. 3. Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Mateo 23. 11-12. El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. 12 Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

Padre, establece tu reino en medio de mi corazón. Te lo entrego todo. Mi vida es tuya. Dame tu vida. Vivifícame con tu Santo Espíritu, en el nombre de Jesús, amén.

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