Juan 14. 13. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

Mantengámonos firmes en la Palabra de Dios. Creyendo que ya fuimos capacitados con su Santo Espíritu y sus dones como embajadores de la reconciliación para traer a los hijos de Dios de vuelta a casa.

2 Corintios 5.20. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.

Vivamos cada día compartiendo las buenas nuevas, orando y creyendo que es el día de salvación para ese hijo que el Padre está esperando. Que los corazones estén preparados para recibir la vida eterna que les estamos ofreciendo, la salvación, la paz que sobrepasa todo entendimiento, la sanidad, la vida en abundancia que Jesús ganó para ellos en la cruz. Celebra cada nuevo nacimiento, que los nuevos hijos de Dios puedan recibir la alegría del corazón del Padre por su llegada y cuídalos y afírmalos en la Palabra. Gana hijos intencionalmente, reúnete con los miembros de tu Casa de Vida y pónganse de acuerdo para hacer eventos, fiestas de salvación.

Lucas 15. 10. ¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla?9Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido. 10 Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.

Padre, gracias por la revelación que me has dado, yo soy embajador de la reconciliación, como si tú mismo hablaras a través mi boca a cada persona: “Hijo, reconcíliate conmigo, vuelve a mi casa, que es la tuya, te espero con los brazos abiertos, Yo no te condeno, te amo de tal manera que entregué a mi único Hijo para que volvieras a mí. Ven, hoy es el día de tu salvación”. En el nombre de Jesús, amén.