Dios creó al ser humano en el sexto día y lo creó a su imagen y semejanza. Previamente creó toda clase de animales salvajes, domésticos, grandes y pequeños, y les dio la capacidad de reproducirse según su especie, para entregarlos al ser humano para que reinara sobre ellos. La diferencia entre nosotros y las demás especies, es que los humanos fuimos creados para Dios. La creación la hizo para nosotros y a nosotros nos hizo para Él, para vivir en su compañía, en su presencia cada día de nuestra vida.
Génesis 1. 26. Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree (domine) en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
Los artesanos, los artistas, hacen obras para vender y otras con valor sentimental que atesoran para ellos mismos. Dios quiso tener hijos e hijas, por eso seguramente pensó: ¡Voy a crear seres similares a mí, con mi corazón, mis pensamientos y sentimientos!; y les pondré mi Espíritu, mi naturaleza dentro de ellos. Aun después del pecado que nos separó del Creador, Dios sigue con los mismos deseos de tener una familia grande, por eso envió a su Hijo Jesucristo a redimirnos.
Padre, gracias por crearme y formarme a tu imagen y semejanza. Por crearme para ser tu hij@, para hacerme miembro de tu familia, tener comunión conmigo, para cumplir tu propósito. Gracias por darme un destino eterno en tu presencia. Gracias por enviar a tu Hijo a salvarme, por perdonar mis pecados y regresarme a tu plan original aun después de mis rebeliones. Dame hoy espíritu de sabiduría y de revelación en tu conocimiento , para que pueda comprender la grandeza que hay en tus planes, tantas riquezas, dones y poder que deseas otorgarme para cumplirlos, en el nombre de Jesús, amén.
