HUMILDAD Y FE.

HUMILDAD Y FE.

Se requieren ambas para avanzar espiritualmente. Sin humildad, la fe puede teñirse de arrogancia y la humildad sin fe, continuará fácilmente bajo opresión. La fe es por naturaleza conquistadora. La humildad lleva a la fe a rendir todos sus triunfos al Señor. El Señor Jesucristo, el vencedor de vencedores, el autor y consumador de la fe, le rendirá todo al Padre, cuando llegue el fin.

1 Corintios 15. 27-28. Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. 28 Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.

¡Esto es humildad! Todo lo que conquistes por la fe, ríndelo a Dios.

Apocalipsis 4. 9-11. Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, 10 los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: 11 Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.

Padre, abre mis oídos, para oír tu palabra. Abre mis ojos, para ver tus maravillas. Abre mi entendimiento, para entender tus enseñanzas. Llename del poder y la fuerza de tu Espíritu Santo. Para obedecerla cada día y ser transformado en tu misma imagen por tu Espíritu. En el nombre de Jesús, amén.

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