¡REACTIVA TU SERVICIO AL SEÑOR EN NUESTRA COMUNIDAD!

La multitud ve, observa y después se disuelve. La religiosidad elimina el milagro que ve; pero hay un puñado de anónimos que creen y dan un paso al frente para visibilizarse como discípulos. No se acercan para criticar, complicar o eliminar, sino para creer y hacer la gran comisión. La historia da un sitio de honor a los que deciden creer, porque es creyendo y actuando como se hacen las cosas de Dios. He. 11.

Hay mucho trabajo afuera. ¿Qué le responderás al Señor que vive en ti? ¿Gastarás tus años en los sueños de Dios o en tus sueños egoístas? ¡Ya no estés sentado en la silla de los jueces, donde sólo se da curso al veneno de la envidia o la frustración!

Por el milagro (los milagros) que Cristo ha hecho en ti, salta de la silla y síguelo por convicción y entrégale todo por amor. El Señor Jesucristo sigue sanando, liberando, restaurando matrimonios y familias. Muchas veces no es el diablo, somos nosotros los criticones, los que juzgamos, quienes detenemos la obra de Dios. ¡Mejor seamos

sus manos, sus pies, su corazón y SU VOZ, a esta generación.

¡Reactiva tu servicio al Señor en nuestra comunidad! Tenemos muchas vacantes. Abre tu Casa de Vida, presencial o por zoom. Asiste al Seminario de vida, Sanidad Interior y Liberación, inscríbete al Centro de Liderazgo Lomas, sal a evangelizar a los que no le conocen, la mies es mucha. ¡Se un discípulo que discipula a otros!

Apocalipsis 2. 19 Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras.

Hebreos 13.8 Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.

Padre perdóname por despreciar o ser indiferente con los que tienen iniciativas para alcanzar y ayudar a los perdidos y por no atender y matar a los nuevos hijos que llegan a tu casa, cargándolos con doctrinas que nadie quiere llevar. Ayúdame a mostrarles el amor, la misericordia y la compasión que ya has derramado en mi corazón por tu Espíritu Santo. A no imponerles cargas ni a considerar como un desperdicio el tiempo y la atención dedicados a ellos. A no estar sentado ante la magnitud de los milagros que has hecho en mi vida, sino a vivir compartiendo siempre la vida que has depositado en mí. La plenitud de tu presencia en mi vida, la resurrección que has traído a cada parte de mi ser, en el nombre de Jesús, amén.

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