Cristo venció en la cruz a toda la maldad del mundo por amor para hacernos libres de todo lo que nos impide tener acceso a la prosperidad. Si tu deseas ser libre de todo bloqueo en tu vida, comienza por aplicar la regla de oro dondequiera que vayas. “Trata a los demás como te gustaría ser tratado”.
- ¿Te molesta que no te saluden?, Saluda a todos.
- ¿Te molesta que alguien te ignore?, Brinda tu atención a todos.
- ¿Te molesta que no te tomen en cuenta?, Considera a todos.
- ¿Te molesta que te excluyan?, No hagas acepción de personas.
- ¿Te molesta que te juzguen mal?, No hables mal de los demás.
- ¿Te molesta que no te escuchen?, Presta tu oído a los demás.
Romanos 12. 20-21. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. 21 No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.
DATE LA OPORTUNIDAD DE FORTALECER TU CARÁCTER.
Si te das cuenta, no se trata de hacerlo solo con las personas que te han herido, sino con TODOS y TODAS, pues en medida que lo practiques y se forme un hábito en ti, estarás forjando y fortaleciendo tu carácter conforme al corazón de Cristo, el cual, te permitirá cambiar de pensamiento y actuar de una manera diferente:
Las ofensas o descuidos de las personas serán una oportunidad para fortalecer el hábito del perdón, la misericordia en ti y el amor a los demás a pesar de errores cometidos, justo como Dios perdona todas nuestras ofensas.
Mateo 6. 12-13. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
Padre, gracias por revelarme los secretos de tu corazón y por darme la fuerza para llevarlos a la práctica. Transfórmame con tu palabra. Yo hago hoy un compromiso de leerla y meditarla, de renovar mis pensamientos, para que se traduzcan en acciones de amor verdadero para con mi prójimo, amor real, no fingido, que viene de la pureza del nuevo corazón, conforme al tuyo, que has implantado en mi ser. Perdono a toda persona a la que le he retenido el perdón, con el mismo amor con el que tú perdonaste todas mis ofensas y rebeliones. En el nombre de Jesús, amén.
