AMAR A DIOS NOS DA VIDA.

El amar a Dios nos vivifica, reenciende la pasión por Él; activa los recursos del cielo para cambiar nuestra vida y entorno. Sabemos que cumplir el primer y gran mandamiento se nos dificulta por dos elementos: La multitud de distractores del mundo que atrapan nuestra atención y nuestro EGO. Entendamos que, sin lagracia de Dios, somos seres eminentemente egoístas, y el egocentrismo se alimenta de auto complacencia, auto gratificación y auto promoción; siendo todo esto un gran impedimento para amar a nuestro Dios con todo nuestro ser.

Juan 3. 16. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.

Dios nos ama siempre, nos amó primero y por ello entregó a su Hijo para rescatarnos de la perdición eterna. Su amor es eminentemente generoso, dador y constante. Dios espera que la revelación y el derramamiento de su amor a cada uno de nosotros, produzca un AMOR RECÍPROCO hacia Él, generoso, comprometido y que nos lleve a rendirle todo lo que somos: Corazón, alma, fuerzas, etc.

Gracias Padre por tanto amor. Hoy quiero volver contigo, seré lo que tú quieras que sea, pero déjame volver contigo. Sé que eres un Padre bueno, diste lo mejor que tenías para salvarme, a tu Único, a Jesús. Para que yo hoy pudiera acercarme a ti. No me dejes ir. Que tu amor nos funda en uno solo y pueda caminar constantemente en tu gran amor por mí. Te amo con todo mi corazón, mi mente, mi alma y mis fuerzas. En el nombre de Jesús, amén.

Comentarios Facebook