LA DEPRESIÓN NO ES NORMAL

La depresión afecta a cualquiera. Es un trastorno que va desde una baja transitoria de ánimo (común en la vida), hasta un padecimiento clínico grave, de larga duración, con signos y síntomas marcados por deseos de morir. Quienes han vivido abusos, maltratos y pérdidas graves en sus vidas, tienen más probabilidades de sufrirla. La depresión ataca a adolescentes, mujeres menopáusicas, madres primerizas o personas con enfermedades crónicas, y ancianos. No importa la edad o la situación de la vida, la depresión no debe ser considerada normal.
Cualquier persona con síntomas depresivos debe ser diagnosticada y atendida para revertir su condición. ¡Consulta a tu médico y por supuesto a tu Pastor!

⁠CAUSAS DE LA DEPRESIÓN: En lo natural, la depresión se asocia a factores 

genéticos, traumatismos, estrés, rencor y odio reprimidos, a enfermedades o discapacidades; a pérdidas importantes de seres queridos o de recursos financieros como la quiebra del negocio; a efectos secundarios de medicamentos y muchas veces a opresión espiritual del maligno.
La depresión se ha disgnosticado como resultado de cambios físicos en el cerebro, relacionados con un imbalance de ciertos químicos que afectan a los “neurotransmisores.”

⁠SÍNTOMAS Y EFECTOS: Como la depresión puede tener diversos grados, muchas veces no se diagnostica y a veces se critica o se juzga a la persona por “ser” desanimada, floja, triste, miedosa, etc., cuando en realidad está bajo los efectos de un espíritu de muerte. Algunos síntomas son la dificultad para concentrarse, sentimiento excesivo de culpa o de baja autoestima, pensamientos de suicidio, alteraciones del sueño, cambios en el apetito o en el peso, sensación de cansancio o de falta de energía. La depresión afecta a todo el ser en lo mental, emocional y físicamente, el rendimiento estudiantil, laboral o creativo y las relaciones familiares. 

Cuando la persona está en posición de liderazgo, crea a su alrededor un ambiente frío, negativo, de aislamiento y de letargo que contagia a todo el equipo. Hay personas que se hacen daño porque creen que no saldrán de esa condición.

Padre, gracias por el delicado cuidado que tienes siempre para mí, porque deseas que sea prosperado en todas las cosas y que tenga salud, así como prospera mi alma. Porque me llevas de la mano al mejor lugar, donde recibo lo que necesito para seguir adelante. Gracias porque puedo vivir en perfecta salud y libertad, en el nombre de Jesús, amén.

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